domingo, 17 de mayo de 2009

“Los siete mejores cuentos chinos”

Una mirada femenina del lado

no inocente de los seres…




“Todo hombre que entra en las artes

Sin otro medio de existencia que el arte mismo

Tendrá que pasar por los senderos de la bohemia.”

Henri Murger





Partiendo de la premisa de que La literatura china puede dividirse en tres grandes épocas históricas, que se corresponden, más o menos, con las de la historia de la literatura occidental: la época clásica, que abarca desde el siglo VI a.C. hasta el siglo II d.C.; la medieval, desde el siglo III hasta el final del siglo XII, y la moderna, desde el siglo XIII hasta nuestros días, sin embargo cabe resaltar que “Los siete mejores cuentos” son tan cercanos a la vida cotidiana que a pesar de ser metafóricos y en general usar distintas figuras literarias, son totalmente actuales y comprensibles, además de reflexivos y didácticos.


En este sentido, sucede que durante toda la historia, el paradigma femenino y del Amor, han sido una sombra para la sociedad, enmarcados no sólo por múltiples prejuicios sino por absurdas ideas cerradas y erradas acerca de “formas adecuadas” para cumplir los roles sociales.


Sucede que las mismas creencias (la religión, la iglesia y los principios de Dios principalmente en la sociedad occidental) han guiado a la mujer por la vida con los ojos a ciegas y el corazón latiéndole tan fuerte que de pronto, también con ayuda y en consecuencia de los hombres como gritando “auxilio” las mujeres, representadas en las heroínas de la literatura, abogan por un cambio que empiece precisamente desde la infancia, notando de esta manera la importancia de la literatura que como ejemplo puede revindicar el papel de la mujer o por lo menos dar muestra de sus roles fundamentales que tanto influencian la sociedad en el mundo.


Entonces, en la medida que: La mujer es metáfora de la cultura, se dan diversas situaciones para el rol femenino en la literatura, así por ejemplo en estos cuentos la mujer está todo el tiempo presente, donde, por una parte se enmarca a la heroína con un yo determinado por la sociedad (el hada, las madres de los chicos que les hacen defenderse y crecer como hombres o las mujeres que son recompensa de su esfuerzo) y en especial por la imagen paterna (de un Dios padre, como el Dios del Oeste, los ancianos), y por otra con una tradicional imagen virginal que la lleva a ser negada, invisibilizada y con una voz pasiva (en el caso de la mujer de Lao Grande).


De allí que obras como Los siete mejores cuentos chinos, (que de hecho se encuentran en la red), bien sea por su insinuación, contraposición o fiel representación demuestren que como lo dijo Borges alguna vez:

“La belleza como una forma elemental de conocimiento, a partir de la idea romántica del amor (es) una fuerza absoluta, todopoderosa y trágica. La belleza entonces, encuentra en la figura femenina una contemplación de lo conocido y de lo ignorado, que es fuente de la poesía.”

Y por eso la belleza en toda su literalidad como herramienta del amor le ayuda a tomarse de la mano con la idea de “búsqueda existencial” y de trascendencia para el ser humano, tanto así que jóvenes como los de los cuentos logran superar su pobreza y las adversidades que se presentan en su vida consiguiendo hacer realidad sus sueños y de paso ayudando a su familia y a quienes les rodean, y en última instancia para toda una sociedad y cultura, siempre y cuando sea un amor que no se queda en sí mismo, sino que es llave, invitación al salto para dejar de ver nadar los sueños y poder nadar en la profundidad y realización de los mismos, para no morir.


En síntesis, el paradigma femenino puede verse transformado por el amor, a la existencia misma o a la de los demás, tanto así que en la medida que, en todo instante el hombre busca su lugar, su sentido en una mujer y ciertamente, puede encontrarlo, para ello se requiere algo más que un instante, se requiere, una nueva visión del cuerpo humano, del cuerpo femenino, ya no virginal, ya no sólo puro, ya no sólo estéticamente perfecto sino con un valor más allá del estereotipado, un valor sensible que le permita al hombre sentir, expresar y creer: que él es ella y ella es él porque en esta concepción de igualdad sin igualdad alguna, está el remedio para encontrarse en el mundo y luchar a través de él, para lograr la felicidad compartida, donde cada mujer recompensa y complementa así como se complementa con el hombre.


En consecuencia, Los siete mejores cuentos chinos son la revelación fantástica de un mundo lleno de elementos e ideales metafísicos y totalmente subjetivos que en sus narraciones dejan no sólo enseñanzas sino paradigmas de vida puesto que como bien lo notamos en estas narraciones, no se debe ir por la vida pisoteando a los demás o valiéndonos de sus aptitudes para nuestro único beneficio puesto que todos merecemos las mismas oportunidades y ciertamente, cada quien recibe lo que merece o en los casos de pobreza aunque no se merezca es una prueba existencial que requiere valor, constancia y deseos de superación.


En conclusión, cabe destacar que la literatura es un puente de conocimiento y modelación del ser humano, razón por la que independientemente del contexto cultural y espacial las situaciones de vida nos son tan similares que entre todos podemos hacer comparaciones narrativas y descubrir que a partir de ellas es posible formarnos como mejores seres humanos que respetan y dan su lugar a la mujer y por otra parte pueden vivir en comunión con todos los que le rodean tanto animales, vegetales como con los de su propia especie.

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